domingo, 24 de octubre de 2010

Eliminado el peligro del Palacio de los Rodezno.

La semana pasada, dos operarios de una empresa particular, procedieron al desmonte de los canalones y de las repisas de los balcones del conocido como “Palacio de los Rodezno,” eliminando así un serio peligro para los viandantes. Hay que tener en cuenta, que esta casa se halla en dos de las Calles más importantes de la ciudad, y consiguientemente, las más transitadas.
Esta casa consta de tres plantas en sillería, rehecha la inferior, con vanos adintelados de placa, oreja, balcones y herrajes del siglo XVII, y escudo en esquinazo a la Calle Mayor, sobre Cruz de Calatrava, cuartelado primero de cinco cabezas de moro y brazo armado, segundo de torre, tercero terciado en palo de bandas, tres lises y león rampante a árbol y medio partido de espada tronchada por banda, cuarto de tres lises tronchado por banda, y quinto en punta de ondas el todo con bordura de aspas. Estaba construida ya para el año 1.675, por don Francisco Marín de Rodezno.
En sus bajos estuvieron ubicadas durante muchos años, la tienda “Almacenes Hidalgo” y el “Windy Bar,” en la Calle Cuatro Cantones, y en la Calle Mayor, además de un tercio de la misma tienda: “Almacenes Hidalgo,” la lóbrega tienda de la Angelita, en la que se vendían botijos, huchas, tiestos y cazuelas de todos los tamaños, hechos con barro, además de cucharas y toda suerte de útiles de madera, vino, gaseosa, atún en aceite y algunos productos más. Muchos años después de que esta tienda cerrara, mi amiga Chuchi y su marido, Victoriano de Santiago, pusieron allí una churrería, para seguir la tradición del señor Leandro Ochoa, padre de la primera.
Pero a mí, lo que mayor impronta me dejó, tal y como ya dejé fielmente reflejado en la “Crónica de Nájera,” en el apartado “Recuerdos de juventud,” fue el “Windy Bar,” regentado magistralmente, por los hermanos Ochoa Lacruz: Félix, Leandro, Gregorio (Chogo) y María Jesús.