jueves, 18 de noviembre de 2010

Acceso terapéutico.

   A tenor de cómo solucionaron el acceso a la Ribera del Najerilla, el Arquitecto Redactor del Proyecto del nuevo Puente, no sólo fue católico, apostólico y romano, sino que además fue adivino. Este señor adivinó que en la actualidad iba a haber muchos hombres en el paro, y que esa desgracia o tragedia, iba a aumentar considerablemente el índice de  divorcios. Ante semejante perspectiva, se dijo para sus adentros: “Construyo las escaleras de acceso al río sin rampa, y así, como los matrimonios van a estar todo el día juntos, para que no se agobien ni riñan, las mando a ellas por la Calle Mayor, con el cochecito del niño, a que vean los escaparates de las tiendas, y a ellos por las escaleras, para que, mientras llegan sus mujeres, hablen con sus amigos, a la vez que se toman una cerveza. Y de ese modo, las tengo a ellas, contentas; a los comercios, contentísimos; a ellos, felices; a los bares, ¡para qué te voy a contar!, y al resto de los najerinos, comiendo perdices, ebrios de felicidad.”
   Y mira por dónde, acertó. ¡Si señor; así se construyen Puentes!