lunes, 3 de enero de 2011

La nueva Botica y el buen rollito.

   Menos mal que la inmensa mayoría de los najerinos no leen los periódicos, que si no, se iban a quedar perplejos, pensando que entre los pancarteros del Ayuntamiento y las fuerzas vivas del pueblo todo va de maravilla; que se quieren un montón, y que tienen buen rollito.
  Pues no, señora Mendiola. Usted no puede utilizar un medio público a seis meses de las elecciones, para decir que entre todos vamos a recuperar la vieja Botica, y que todos estamos entusiasmadísimos con la idea, porque todos buscamos el mismo fin: que vengan más turistas a conocer Nájera. Entre ustedes y los Amigos de la Historia Najerillense, por ejemplo, nunca podrá haber buen rollito, debido a la infame e inmisericorde persecución a la que los han sometido durante ocho años seguidos (un día de estos colgaré lo que escribí hace cuatro años, en vísperas de las elecciones), y que afortunadamente hoy es de dominio público. No se puede ni se debe manipular a los najerinos, pensando que son unos auténticos necios. No puede pretender usted ocultar su abyecto proceder, contándonos un cuento de princesitas; porque es eso y solo eso lo que ustedes y su Presidente pretenden con las siete cositas que nos vendieron cual si fueran la panacea de nuestros males, y el resurgir de nuestra moribunda industria. Usted y los suyos, lo que tienen que hacer de una santísima vez, es lo que desde este blog los najerinos le piden: Dignificar el casco antiguo; retirar las peligrosas casetas y torres de alta tensión del casco urbano; arreglar todas nuestras calles; crear la Base Presencial de Ambulancias; cerrar la ETTPP (Empresa de Trabajo Temporal del Partido Popular) que tienen abierta en el Ayuntamiento; pedir públicamente perdón por habernos tirado un Polideportivo nuevo y haber consentido construir una casa al lado del Monasterio; devolvernos el majestuoso Paseo; continuar, hasta su finalización, con la obras del Alcázar; retirar inmediatamente la vergonzosa pancarta del balcón de su sede, y, para no extenderme más, dejar de utilizar el poder como arma arrojadiza, para premiar a unos y castigar a otros, dependiendo de a quién voten en las elecciones. Eso sí que nos haría felices a todos los najerinos, señora Mendiola…, porque obras son amores.