lunes, 21 de febrero de 2011

¡Avón (no) llama a tu puerta!


   ¿Recordáis cantores míos, aquel anuncio de cremas? Pues cuando suene vuestro timbre, de aquí a muy pocos días, no será ninguna de aquellas beldades que con sus luminosas sonrisas nos ofrecían sus milagrosas cremas, sino nuestra ínclita alcaldesa, “la visitadora”, que irá de casa en casa, a interesarse por nuestros problemas. Yo quiero aprovechar la existencia de este blog, para exhortaros a todos vosotros, cantores míos, a que les digáis a vuestras hermanas, madres, tías, abuelas y esposas, que no le abran la puerta; que no la escuchen, porque su intención es espuria y abyecta. Lo que nos pase o no a los najerinos, le importa un par de ovarios a esta mentirosa. Lo único que busca es que la gente de buena fe, agradecida por su visita, la mantenga de alcaldesa. Decía mi amado Khalil Gibran, que “hay gente que da poco de lo mucho que le sobra, y lo hace buscando el reconocimiento, y su deseo oculto daña su regalo.”  Pero es que esta señorita, además de no dar nada, espera recibir mucho, sirviéndose de nuestra desdicha.