jueves, 23 de junio de 2011

Resurrección y jolgorio.

Miembros de la Peña Malpica, portando a la resucitada Venancia.
   Esta noche, a las 11’30, volverá a resucitar, un año más, nuestra querida Venancia, para anunciarnos a todos los najerinos y visitantes, que han llagado las tan esperadas y deseadas fiestas de San Juan. A pesar de los diversos intentos que desde distintos Ayuntamientos se han hecho para incorporar actos a las fiestas de San Juan, los únicos que encajaron, fueron los que mi bienamado padre, Benedicto, ideó para ellas, sentado en la banca que junto a la fachada del Restaurante Perica tenía, para esperar a que las motos llegaran a la gasolinera a repostar gasolina con bardahl. Al principio fue solo el entierro. Pero a los dos años o así, dedujo sabiamente, que para enterrar a la Venancia todos los años, antes la teníamos que desenterrar. Con lo cual, las fiestas de San Juan ganaron dos días más de juerga: El día 23, con el desentierro, y el día 30, con el entierro. Cuando Benedicto introdujo estos cambios, allá por el año 1.970, fueron un auténtico bombazo en nuestra ciudad: Todo el pueblo entero, y cantidad de veraneantes, que adelantaban sus vacaciones para vivir con nosotros las fiestas de San Juan, iban en peregrinación, cantando y bailando detrás de ella, en auténtica y envidiable hermandad. Era, en verdad,  increíblemente hermoso, observar la algazara que tal muchedumbre armaba, recorriendo acompasadamente las callejuelas de la ciudad.