miércoles, 12 de septiembre de 2012

Mendaces hasta la muerte. (3)

   En la última campaña electoral, nuestros mendaces gobernantes, entre otros muchos ambiciosos proyectos, nos prometieron rehabilitar la Casa de Cultura. Ésa que, según ellos, “hizo el Gobierno de España y no quiso recibir en su día el Ayuntamiento”. (¡Se necesita ser analfabetos! La Casa de Cultura San Miguel decidieron construirla el Ayuntamiento de Nájera y el Gobierno de La Rioja, siendo alcalde Carmelo Maeztu, y Presidente, José Ignacio Pérez.) Para ello, en el folleto a todo color que buzonearon en nuestra ciudad, decían: “Solicitaremos la inclusión en el 1% Cultural del Ministerio de Fomento, de la rehabilitación integral tanto interna como externa de la Casa de Cultura para la creación de un gran foco cultural y turístico de la ciudad. Esta actuación pondrá fin a una construcción llena de carencias técnicas y graves defectos”.
   Lo que no decían en el susodicho folleto, es que durante más de ocho años han estado dejándosela hundir del modo más abyecto, porque nunca han querido mantener, cuidar y respetar una obra que hicieron sus enemigos los socialistas, y no ellos. Ni que para no tener que renunciar a los astronómicos sueldos de los liberados, permitieron colocar una Antena de Telefonía Móvil encima de la Biblioteca, a pesar de saber que la contaminación electromagnética entraña un peligro cierto. Ni que la Plaza de San Miguel, construida años después con dinero del 1% Cultural, por estar enclavada en pleno Camino de Santiago (“Patrimonio de la Humanidad”), no fue terminada nunca, porque lo primero que hicieron fue echar hormigón en los alcorques que se habían dejado para plantar árboles, para que pudieran aparcar más coches sin ningún impedimento.
   Y en cuanto a la “creación de un gran foco cultural y turístico de la ciudad”, todavía estoy por saber cómo lo van a conseguir, cuando lo único que han hecho hasta ahora, ha sido cargarse de un modo inmisericorde nuestra Historia, nuestra Cultura, nuestra Identidad y nuestra Memoria, y dejarse cerrar casi todas las Empresas, además de espantar de un modo miserable a todos los visitantes y veraneantes que acudían periódicamente a nuestro pueblo, dejándolo, como al casco antiguo, totalmente muerto. ¡Esta es la triste y cruel realidad, grandísimos embusteros!