domingo, 10 de marzo de 2013

Recuerdos de infancia.


   ¿Os habéis fijado qué crecido baja el Najerilla? Está precioso. Como en sus mejores tiempos. Cada vez que lo miro (que son muchas) me acuerdo de cuando mis hermanos y yo lo cruzábamos temerariamente para ir a la escuela, antes de que la crecida, riada o najerillada se llevara los puentes de tabla. A veces, lo hacíamos con un viento tan fuerte, que nos arrancaba de nuestras frágiles manos los paraguas. ¡Cuántas veces hemos desafiado sus bravas aguas, cruzándolos de un lado al otro ininterrumpidamente! Tantas, que puedo deciros que estamos vivos de milagro. Luego, en los recreos, saltábamos los riachuelos que la crecida había creado en las choperas, con las pértigas que Ángel, el jardinero del Paseo, nos proporcionaba, cayéndonos las más de las veces al agua. O lo que es lo mismo, “haciendo la cuca”. Lo que nos obligaba a quedarnos sin entrar a clase, medio en pelotas, secando en improvisadas lumbres nuestras ropas. ¡Qué recuerdos tan hermosos…! ¡Recuerdos de infancia!