domingo, 7 de abril de 2013

Tal como era.

     Cumpliendo la promesa que en su día me hicieron la Arquitecta y el Arquitecto Técnico Municipal, y el Director del Museo, Javier Ceniceros, el Monumento conmemorativo de la aclamación y el acatamiento del rey de Castilla, Fernando III “El Santo”, por el Concejo y el pueblo de Nájera, el 1 de Mayo de 1218, ha sido rehabilitado tal y como fue erigido en el año 1843. Lo que confirma lo que ya os adelanté: Que ahora, entre el empedrado del suelo, la peana y el trozo de cuello que le faltaba, mide casi tres metros más de alto. Se da la circunstancia de que muchos najerinos creen a pies juntillas que el Monumento acababa con una bola (“parecida a un balón”, dicen), y que ahora han puesto “un adorno”, ¡y no es así! Como ya ha quedado dicho, se ha montado al pie de la piedra. Otra queja generalizada por los “Sénecas del pueblo”, es que “no hay derecho a que en un monolito de doscientos años pongan piedras nuevas, como si fuéramos tontos”. Pues tampoco en esto llevan razón. Cuando le colocaron la fuente con los dos pilones postizos al Monumento, “los ingenieros” que lo hicieron, para poner un tubo de hierro, hicieron una roza en la piedra de más de veinte centímetros de ancho, por un metro y pico de alto. Y cuando “otros ingenieros” pasaron por esa zona las tuberías de las aguas fecales o limpias (de boca), destrozaron una esquina entera de la peana. Finalmente, cuando un airón rompió el cuello del Monumento, por razones que desconozco, “otros ingenieros” decidieron que lo mejor era colocar “la bola”, encima del trozo de cuello que había quedado, que es como lo hemos conocido todos. Por tanto, “Sénecas del pueblo”, si han de reconstruirlo tal como era, por fuerza han de poner piedras nuevas. Pero no os apuréis que aún queda por hacer  la labor más importante de todas: ¡La de los picapedreros!