miércoles, 2 de abril de 2014

¡Hagámoslo a lo grande!

¡Por fin desaparecerá tan deplorable imagen!

   Dice el concejal y diputado Diego Rodríguez “que tiene un proyecto bastante ambicioso para el casco viejo, que contempla no solo la reordenación de las plazas de aparcamiento del entorno del Monasterio de Santa María La Real, sino que tiene trazada una hoja de ruta perfectamente definida para actuar en esa zona. Se trata de un Plan de Adecuación del entorno del Camino de Santiago a su paso por el casco viejo de Nájera. Dicho plan forma parte de la apuesta por la revitalización de esta zona y es un exponente de promoción turística de la ciudad. La primera actuación que contempla es la remodelación total de la Plaza de San Miguel, que es una vergüenza de plaza que han heredado y toca ya a su fin. Pretende dar una nueva imagen turística, con nuevo pavimento, espacios de ocio para los najerinos y de descanso para peregrinos, nuevo mobiliario urbano y nueva iluminación. Otra actuación es la reducción de velocidad en la travesía de la Plaza de Santa María La Real, construyendo un paso de cebra elevado al final de la calle Constantino Garrán que enlazará con la entrada al Monasterio, quitando la peligrosidad que tiene esta vía para residentes y turistas. Seguidamente reordenará la Plaza de Santa María, dotándola de mayor espacio para los peatones, zona de uso y disfrute para turistas con nuevo mobiliario urbano con bancos y jardineras de fácil movilidad para la realización de las Crónicas Najerenses. La siguiente intervención que va a realizar dentro del Plan, es la recuperación y puesta en valor del entorno del Alcázar y el mirador de las eras”. Como podéis ver, se trata, en verdad, de un Plan ambicioso. Pero a mí me parece que se queda un poco cojo. Me explico: Una vez decididos a poner patas arriba el casco antiguo y a urbanizar la zona del Alcázar, dotándola de caminos, bancos, farolas, papeleras, barandado, y demás mobiliario urbano, deberían ser un poco más ambiciosos y poner también un teleférico que suba a los turistas y peregrinos desde el Paseo hasta el mirador. Y, en lo alto, en el Castillo de la Mota, construir un gran Hotel donde puedan comer y pernoctar los numerosos visitantes que van a acudir a visitar tan maravilloso proyecto. De este modo, además de dotar esa sucia e insignificante zona de todos los servicios modernos, llenamos el vacío que dejó en nuestra ciudad el cierre del Hotel San Fernando. Usted mismo, señor Rodríguez. ¡Una vez puestos…!