viernes, 23 de mayo de 2014

Caciquismo de pata negra.


   Lo que voy a colgar hoy solo ocurre en esta desgobernada ciudad. Resulta que a la familia que todos los najerinos conocemos como “Los Belias” –el verdadero apodo es “Evelias”, por el nombre de la abuela-, le envió el Ayuntamiento una orden de derribo del primer taller de carpintería que hubo en Nájera, por tener parte del tejado hundido. -O sea, como todo el casco antiguo.- Como algunos de ellos viven fuera, se retrasó un poco la cosa y recibieron otra notificación en la que se les apercibía de que si no derribaban el taller en 48 horas, lo haría subsidiariamente el Ayuntamiento. -O sea, lo que le han dicho a cientos de najerinos y ninguno de ellos ha cumplido hasta la fecha.- Luis, al recibir la notificación, se dijo: “¿48 horas? ¡Ahora mismo llamo a mi sobrino y que lo derribe!” Y así lo hizo. Hasta aquí todo normal. La sorpresa fue que siendo el único najerino que cumple lo que le ordenan –no lo cumplen ni los mismos que nos desgobiernan- le llega, ¡ojo al dato!, una denuncia de 400 euros del Ayuntamiento por derribarlo sin licencia. Por si esto fuera poco, ahora, después de haberse gastado 5.000 euros en derribarlo, y 400 en la denuncia, le obligan a tirar la tejavana del portal de acceso a las casas. No a limpiarla, sujetarla o arreglarla, no; a tirarla. Y todo porque ha delimitado -como es lógico- el terreno que ocupaba el taller, porque es de su propiedad, y el Ayuntamiento quiere tenerlo expedito porque algún día pasará por ahí la carretera de Peñaescalera. -¡Creo que mis hijos no lleguen a verla!- Si le obligan a tirarla, Celia -una señora mayor con una discapacidad del setenta por ciento- no podría salir de casa, porque es el único sitio que tiene con sombra. Increíble pero cierto: Caciquismo de pata negra.