Alguien me dijo hace bastante tiempo que en las páginas centrales del diario La
Rioja venía algo sobre la Muralla. Y que, entre otras cosas, ponía que el concejal de obras, Diego Rodríguez
Carrillo “era el único –o el que más, no lo recuerdo bien- que se preocupaba
por el estado de la Muralla”. Ante semejante revelación, me pregunté: ¿Entonces, qué coño pintan en Nájera los
Amigos de la Historia Najerillense, defensores a ultranza de nuestro
Patrimonio, y la concejal del FORO, Gloria Moreno del Pozo, que, además de
conseguir en su día 36.000 euros para su restauración, consiguió un Estudio
Histórico de la Muralla, así como la aprobación y el visto bueno de Patrimonio
para su rehabilitación? Pero hete aquí que mis interrogantes eran
infundados y el diario La Rioja llevaba razón. Porque, efectivamente, tal y
como pude ver anteayer, mientras los anteriormente citados viven desentendidos
de su deplorable estado, el susodicho concejal, o la alcaldesa, igual me da que
se me da, ha decidido actuar en la Muralla. Pero no para rehabilitarla, sino para esconderla cual si fuera una
vergüenza nacional. Curiosamente, cuando se desprendieron del monte Malpica
cientos de toneladas de piedras sobre el “Mesón La Judería”, éstas no dañaron
para nada el tramo de muralla, a pesar de que parte de ella hacía de tabique
trasero de dicho Mesón. Lo que viene a demostrar, que lo que no puede destruir ni el rugir de la Naturaleza, lo destruyen
tan ricamente estos depredadores analfabetos en tres legislaturas