domingo, 10 de agosto de 2014

Que las rondas sí son buenas.

   Que dan gloria, quitan penas, y nunca quieren acabar. Así lo demostraron la noche del pasado viernes, 8 de Agosto, los “Chiguitos de Marcelino” en la terraza del Boffi Bar. Fue una noche tan hermosa, que se encendieron las farolas, se acallaron los grillos, salió una brisa acariciadora, y la coqueta luna dejó de mirarse en las límpidas aguas del río Najerilla para ir a escuchar a los “Chiguitos de Marcelino”. Es un auténtico privilegio disfrutar de la paz del Paseo, con las balsámicas notas que fluyen de los instrumentos de estos altruistas Músicos acariciándote dulcemente los oídos. Tanto es así, que, inconscientemente, le dices al reloj que no marque las horas; que detenga el tiempo en sus manos; que haga la noche perpetua, porque no quieres despertar jamás de ese hermoso sueño.