lunes, 27 de junio de 2016

La Verbena de San Juan.


Bien, muy requetebién han estado este año las alegres fiestas de San Juan. La víspera, el dueño del Bar Royalty, don Francisco Arrieta, “llevó” la música a tocar y con este motivo los alrededores de su establecimiento estuvieron concurridísimos de gente joven, que disfrutó de una verdadera noche de verano y de los múltiples juguetes que la banda municipal tocó hasta la una de la madrugada. Y amanece el día grande, espléndido, sin que el sol caliente más que lo suficiente para que la estancia en el paseo se haga gratísima. De mañana, las cuadrillas de gente moza esparcidas por paseos, huertas y arboledas, hacen el rico chocolate para el desayuno y desde este momento podemos decir que comienza la verbena de San Juan. La música municipal lo hace poco después, tocando en el paseo y la “juerga” comienza con todas las características verbeneras. Chicos y chicas vestidos con trajes típicos dan un color tal de alegría, que confundidos en alegre camaradería bailan, cantan y corren mientras la música “sopla” para que los “morenos” disfruten la mañana de San Juan. Se termina el concierto a las diez y la alegría sube unos puntos más, es que los jóvenes toman posiciones para dar las vueltas alrededor del kiosco. ¡Señores qué alegría y bullicio! chicos y grandes lo hacen sin que el cansancio les arredre y cada vez con más bríos. Han sido muchos los que este año “maduros” para añorar sus tiempos han “corrido” las vueltas y algunos juveniles. Y es que no se puede descongraciar a nuestras guapas najerinas, las cuales dicharacheras, y amables le invitan a dar las vueltas, y hay que acceder o no ir al paseo. Ha terminado la fiesta en el paseo; la música toca de nuevo el pasodoble de la “Verbena de la Paloma” y las rubias y morenas que de todo hay en grandes filas, del brazo de ellos, cantando recorren varias calles de la ciudad hasta desembocar en la plaza del 9 de septiembre, en donde de nuevo se baila para terminar la simpática mañana sanjuanera con las vueltas. Pero no para aquí la alegría, ya que después en nuestra primera sociedad de recreo Gran Casino, se celebra el baile de sociedad anunciado así como en la divertida sociedad La Coral. En ambas sociedades la animación ha sido grande, en donde hemos visto danzar a nuestras simpáticas paisanas y guapas señoritas de fuera hasta la una. Después de haber comido opíparamente en hoteles, casas de comidas, merenderos, y huertas, las “murgas” recorren las calles tocando y cantando, así que la “farra” es un movimiento continuo y una alegría inusitada hasta que de nuevo se “encierran” las alegres jóvenes en La Coral, en donde, sin dar muestras de cansancio, charlestonean hasta la hora de la merienda, que ellas y ellos se marchan a disfrutar al campo hasta el anochecido, que hacen el regreso, cantando trozos de la “Verbena de la Paloma”, para de nuevo alegrar calles y paseos, tocando la gaita, la música y otros instrumentos de cuerda. La noche está fresquita y en el salón del Gran Casino, que está radiante de belleza femenina, de nuevo se celebra el baile. Su amplia terraza y demás dependencias no pueden dar albergue a tanto gentío, haciéndose casi imposible el baile en la sala. Su conserje, don Emiliano Ruiz, esmeradísimo en todo es felicitado por el servicio. Lo mismo ocurre en los salones de La Coral, en donde sin cesar se rinde culto a Terpsícore, hasta la madrugada. ¡Vaya día! Así terminó el día de San Juan, uno de los más grandes del año, sin que se haya dado una mala nota discordante prueba inequívoca de que los najerinos saben divertirse, haciéndole al forastero grata la estancia entre ellos con el trato afable y cariñoso. ¡Bien por la juventud najerina!
-Extracto del artículo publicado en el periódico La Rioja, el 24 de Junio de 1.932.-